viernes, 4 de junio de 2010

Libro



Como una profunda hendidura que va ahondando
en la zona noble de mi espacio inteligente,
así son tus marcas en mi sustancia.
Espacio mágico liberado, ampliado después
a trompicones de palabras, ideas, fantasía, pasadizos del alfabeto;
trenzaderas lingüísticas armoniosamente enlazadas
a la banda lúcida de mi razón.
Y cuando pasas, una vez dentro, te detienes en el volumen adecuado del conocimiento,
deslizándote en ocasiones a través del signo interrogante de alguna pregunta principal.
¡Encuéntrame cada vez libro!
¡Descúbreme en cada nueva jornada!
¡Hállame en cada duda, cada sombra, cada desasosiego, en cada huida;
en cada flaqueza y grandeza, cada desgarro, cada victoria, en cada equivocación!
A tu lado, una agradecida sonrisa ceñiéndose a cada respuesta;
aunque existan los espacios intelectualmente incorrectos,
me entretendré divertida en las largas variantes de cada significado.
No dejaré de buscar,
ni de jugar,
tampoco dejaré de caminar, de mover pieza, de mudar los pies;
has sabido entregarme todas las razones que he buscado...

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