Llegarán días de tristeza.
Me alcanzarán tardes de melancolía salada,
pasajeras de lágrimas que arrumben a esta comisura;
noches de fuga al olvido, al sueño.
Lo sé,
así lo elegí;
escogí esta áspera soledad.
¿Seguridad?
Ninguna... ¿Cómo se ocultó la seguridad de esta fuerza?
Leyendo a horcajadas de mi materia:
de todos los errores,
de las pérdidas en el abismo
que visité en abundantes momentos de mi vida;
de los aciertos, equivocaciones, lágrimas, miedos, dudas, decepciones...,
noche, luna, amiga.
Estoy contenta.
Arranqué sin prisa la máscara que aprieta,
la historia del hombre en mi gesto.
No me gusta ese lado confuso de este espacio,
deseo otear"esa línea divisoria que va del tedio a la pasión".
Sentí miedo cuando se iba separando de mis rasgos la máscara, pero:
¡Aquí estoy!, Sin tanta confusión que compartir con mis hermanos.
Me hice grande, atrevida, evidente...,
comencé a aprenderme.
Había desaparecido la marca en la piel,
el profundo estigma que anotaba la ruta certera...
Busqué, grité, navegué, me perdí, exploré, descubrí…
Ahora hallo signos que vuelven a despertar el sonido original de mi latido.
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