Ha llegado el momento.
Un tiempo breve,
un hermoso lugar.
Aún así, he de marcharme,
continuaré mi camino.
¿Hubieses preferido estas palabras mirándote a los ojos?
Podría hacerlo,
aunque también es probable que mis fuerzas flaquearan y,
como escribió alguien a quien me gusta leer: “nacerían lágrimas dentro y fuera de mis ojos".
Demasiada debilidad para mostrar.
Me vas a permitir que los únicos testigos de esta silencioso y húmedo sollozo
sean el mar y yo misma,
arropada esta mañana de una fuerza que me sostiene la herida,
cubierta inevitablemente por la sombra dolorosa
de todos los besos que ya no me darás.
Yo también te quiero.
Es el momento.
Me llevo más de lo que dejo.
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