domingo, 23 de mayo de 2010

Esta boca es mía


Llegarán días de tristeza.
Me alcanzarán tardes de melancolía salada,
pasajeras de lágrimas que arrumben a esta comisura;
noches de fuga al olvido, al sueño.
Lo sé,
así lo elegí;
escogí esta áspera soledad.
¿Seguridad?
Ninguna... ¿Cómo se ocultó la seguridad de esta fuerza?
Leyendo a horcajadas de mi materia:
de todos los errores,
de las pérdidas en el abismo
que visité en abundantes momentos de mi vida;
de los aciertos, equivocaciones, lágrimas, miedos, dudas, decepciones...,
noche, luna, amiga.
Estoy contenta.
Arranqué sin prisa la máscara que aprieta,
la historia del hombre en mi gesto.
No me gusta ese lado confuso de este espacio,
deseo otear"esa línea divisoria que va del tedio a la pasión".
Sentí miedo cuando se iba separando de mis rasgos la máscara, pero:
¡Aquí estoy!, Sin tanta confusión que compartir con mis hermanos.
Me hice grande, atrevida, evidente...,
comencé a aprenderme.


Había desaparecido la marca en la piel,
el profundo estigma que anotaba la ruta certera...
Busqué, grité, navegué, me perdí, exploré, descubrí…
Ahora hallo signos que vuelven a despertar el sonido original de mi latido.

jueves, 20 de mayo de 2010

frambuesa


Frambuesa

Ruptura, vuelo, entusiasmo, libertad y…,
todos los cursos de ilusión;
vastos horizontes donde ampliarme.

¿En qué descuidada esquina fue atado el cordón umbilical de mis zapatos,
fue ignorancia, prisa o tal vez descuido…?
No sé.
Tal vez..., no sé.
Abatida, desesperanzada, asustada..., en soledad;
solitaria dichosa, no obstante.
... más interrogantes, únicos también,
que irrumpen en monólogos de pensamiento.

Voy a completar el fruto que soy,
incompleto originariamente;
recobraré el sabor concentrado de frambuesa,
rotundo y cálido, que llega serenamente a la materia,
completando así mis fluidos afectivos…

domingo, 16 de mayo de 2010

Un hermoso lugar


Ha llegado el momento.
Un tiempo breve,
un hermoso lugar.
Aún así, he de marcharme,
continuaré mi camino.
¿Hubieses preferido estas palabras mirándote a los ojos?
Podría hacerlo,
aunque también es probable que mis fuerzas flaquearan y,
como escribió alguien a quien me gusta leer: “nacerían lágrimas dentro y fuera de mis ojos".
Demasiada debilidad para mostrar.
Me vas a permitir que los únicos testigos de esta silencioso y húmedo sollozo
sean el mar y yo misma,
arropada esta mañana de una fuerza que me sostiene la herida,
cubierta inevitablemente por la sombra dolorosa
de todos los besos que ya no me darás.
Yo también te quiero.
Es el momento.
Me llevo más de lo que dejo.