viernes, 11 de junio de 2010

sabor


Me gusta el sabor de tu cuerpo.
Hasta ahora no había estirado de
esa forma el gusto regaliz de la franja de piel
más templada en un cuerpo de hombre.
Y digo regaliz, como pudo ser chocolate, mar, azul o nube;
apareciendo engarzados cada uno, en pausados movimientos del sabor.
Y lo digo además,
porque este aventajado sentido que me guía,
anticipa el juego, volar, la libertad...
que se deslizan a cada bocanada de contacto con tu piel.
Horas agradables enlazada a tu cuerpo.
Espacio fugaz o infinito que se agota a cada instante:
... latigazo de inquietud
... bofetada de paternidad gratuita.
¿Tú?¿Yo?¿Los dos?
Vacío. Miedo. Vértigo. Inseguridad... Prejuicios. Mentiras.
A pesar de todo..., gratos momentos.

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