viernes, 18 de junio de 2010

sueño de amor


Príncipe de amor,
conquistador inquieto que atravesando el mar
alcanzaste aguas cálidas donde reposar la intrépida nave del deseo.
No hallaste lugar adecuado donde refrescar la hoguera
que incendia la tarde de ausencia,
desencuentro en este anhelo.
Escucho un eco que pronuncia mi nombre en la sombra,
su reclamo me alcanza,
me abarca.
Acampa al fin, en mi nombre, y en su sombra, que lo sigue,
observo callada la batalla sangrienta que se establece
entre mi cuerpo y su voluntad,
me busco.
Me nombro en un sollozo de tristeza
mientras me voy formando en tu crisol porque,
mi cuerpo quiebra en deseo por elevarse en la pócima sagrada del hombre,
obsequio de dioses,
conjuro ideado por el azar.
Pasión humana, ensanche de eternidad transformada en caudal de salvación.

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