Villanueva, gracias.
¡Aún puedo creer en el hombre!
No todo está perdido en este latir de humanidad
que no escuchaba junto al mío desde hace tanto...
Gracias por estas noches,
por tus poetas de colores,
por tanta música abanderando las estrellas y la luna
de este verano que ha llegado
colmando mi cuerpo, también mi pecho.
... en la plaza, reencontré al hermano que una vez creí ver
morir mi lado.
¡Estaba aquí...!
No como yo imaginaba en aquel tiempo desmembrado.
Sigue junto a mí,
hinchiéndose por dentro,
como todos nosotros y,
el mundo vuelve a cobrar música infinita de magia y arte.
La noche nos acoge al sueño de soñar el cante de poetas,
abrazados sin manos,
apretados a un alma única.
Un vasto lugar donde se hacen invisibles
las fronteras;
navegantes todos de este hermoso recorrido
dónde encontrar nuevos territorios en que habita gente hermosa.
Emoción.
Se colorean versos en mis ojos en forma de lindos sueños,
que danzan ágiles, repitiendo mi alegría
en una nueva sonrisa que me forma.
Estoy alegre, emocionada.
Dichosa.
Sensible a mi historia,
de la que otra vez soy la tripulante arriesgada.
De regreso de Villanueva de Tapia, lugar mágico.
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