miércoles, 20 de octubre de 2010

Granada


Granada, he vuelto.
Como si no hubiese pasado tanto tiempo,
te miro como entonces... viva,
nuevamente ilusionada...
renovada,
diferente,
distinta,
yo.
Ahora mi ser de verdad, largamente buscado.
La primera palabra, el auténtico símbolo,
donde he de descubrir la respuesta
al interrogante enlazado a mi nombre.
Mirándome desde todos los ángulos de
este ferial de espejos que han conformado mi silueta.
Deseo disfrutarte con la misma plenitud que
había invertido en aquellos momentos pasados, cuando te caminaba,
años sangrantes que me murieron muchos días de juventud.
Una lágrima amenaza mis ojos... No.
No lloraré ni una sola gota de tristeza
por ese tiempo de miedo,
olvidé su rostro.
Hoy, las palabras cobran magia al fundirse en mis oídos,
no destinaré ni un huequito de memoria donde tachar aquella sombra:
Todo el paisaje libre y despejado para el sol y
para cada luna de noches entre sábanas.

Te vuelvo a vivir como
cuando te miré en sueños diurnos, y te pronunciaba;
por siempre, y en mi, Granada.
Porque abril regala mucha magia cuando
llega cargado de primavera

No hay comentarios:

Publicar un comentario