Anoche sentí que había regresado por un ratito a la
tierra donde habitan los amigos, la gente hermosa;
la buena gente.
Tú eras todo luz,
Podía palpar todo tu ser emocionado, encandilando...
“...ese niño del desván, que se vistiera con ropajes antiguos, jugando
a convertirse en personaje...".
Como dijiste anoche: Ya es un hombre, un hombre de teatro.
No se bien porque, no se trata de amor materno,
pero, ¡Siento tanto orgullo!
Te quiero, Jesús.
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