jueves, 30 de septiembre de 2010

En la noche


En la noche,
durante el viaje al descanso que sosiega cada célula de alboroto,
el deseo,
la infinitud me abandera.
Te entrometes entonces sin licencia en mi cuerpo;
algo olvidaste, pues regresas sigiloso en la oscuridad para inquietarme:
expulsándome del sueño.
Te transformas en urgencia, y...
quebrantas el territorio que has comenzado a recorrer.
Regreso al descanso y...,
otra vez reapareces, efímero, fugaz, rotundo en vacío.
Entonces, al igual que en la anterior sacudida, solo un contraveneno consigue
restablecer tanta tormenta de silencio.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Era imposible frenarlo


Era imposible frenarlo.
Si,
ya ha llegado.
Y lo hizo como yo lo presentía: triste, opaco, amenazador...
envuelto entre nubes oscuras...,
del color que le es propio.
¡¡Bienvenido seas otoño!!
A pesar de ese olor fin de fiesta que te cuelga a jirones.
Bienvenida la templanza que antecede tus días mojados de lluvia.
No me cabe duda que llegarás como en años antiguos:
obsequiando con un poco de sosiego, reflexión, calma,
nuevos proyectos también...,
y bastante monotonía.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Henna


Henna en mis manos,
tierra roja en mis sueños ahora.
Nueva ánima tatuada en mi latido.
Pasan los días y...,
mis palmas y su reverso comienzan a difuminarse
mientras se van anotando en mi pecho
nuevas rutas de viajes repetidos a la memoria.
Amenazan momentos de nostalgia con retorno
a aquellos días conocidos...
Aparece libre una estrella acuosa de nostalgia, otra más;
seguras en su curso,
como muchas otras que están naciendo a cada instante
de imágenes y nombres recuperados
del lugar importante del sentimiento.

No importa.
No lastiman al recorrerme,
es como recuperar ciertos momentos.
Son cálidas y serenas, como besos juguetones
que continúan una ruta desconocida.
Aunque me resista a lo inevitable:
la aprobación recogerá victoriosa este hermoso manantial
de aventura y existencia.

jueves, 16 de septiembre de 2010

¡Socra!


¡Socra!
Tus labios se pronuncian
elevándose a mi mirada.
¡Socra!
Tu piel mulata me invita a descubrirla...,
ampliándome en inquieto perfil de deseo.
¡Socra!
Cada sílaba voluminosa de tu gesto
vierte sonidos nuevos y exóticos
para este viaje a tu cuerpo, a tu color,
a la elegancia que anota cada pisada de hombre del desierto.
¡Socra!
Apareciendo impreso como una bonita huella
en mi piel de mujer águila,
que atraviesa de lleno esta ofrenda de luz, color, amistad y tierra;
y regrada profundamente contagiada de un hermoso tiempo.